Los lápices negros están rompiéndose. No sé si de tanto usarlos o de que la gente no para de escribir. Mis lápices se están quedando sin goma para borrar los errores, auque son ideas y no equivocaciones. Los lápices no son para todos, no por elitistas, sino porque alguien los ha robado para sí mismo. Mi tilichera se llenó de ellos. Ahora sólo quedan unos cuantos. Existen mis lápices, están ahí, escribiendo conmigo, lo que pienso y opino; lo que siento e imagino; lo que quiero decir y no puedo con la voz que tengo, pero sí con las manos que he formado.
Hoy me han regalado nuevos lápices negros. No tiraré los viejos, sólo estarán juntos. Hoy quisiera escribir con uno de ellos. Escribir que la tarde está melancólica y que tus ojos se han abierto más que ayer, que mi esperanza no muere y que estoy feliz de estar viva. Escribir que estoy contenta de tener lápices nuevos y que con ellos podré expresar lo que siento, lo que pienso y lo que me gustaría vivir.
Mis lápices negros jamás me defraudan, es por eso que siempre los llevo conmigo.
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